Promoción de 1983 del Instituto Técnico Ricaldone

Blog dedicado a la Promoción de 1983 del Instituto Técnico Ricaldone, San Salvador, El Salvador. Centroamérica.
ANECDOTAS

Tiro Parabólico


Era 1981 y estábamos en el taller de prensas. Que suplicio por Dios! Era terrible ese dichoso taller, hacía un calor insoportable, te tenías que poner la gabacha y a darle duro con la limadora de mano. Tenias que bajarle no recuerdo cuantos centímetros o milímetros a puro huevo. No podías usar ninguna maquinaria para ello, ni el torno ni la fresadora, nada, a pura mano. Al cabo de media hora estabas sudando a chorros y con los brazos que ya ni los sentías, y eso era cada vez que tenías que ir a taller. Era duro. El trabajo consistía en el que tenías que dejar la superficie totalmente horizontal, sin ningún lado redondeado; pero se acuerdan los de mecánica, que hacer eso era muy difícil por el mismo movimiento y fuerza que le dabas con la lima. Era casi imposible! Para medir tu destreza tenias que hacerlo con un “escuadra” por la que no debía pasar un rayo de luz, de lo contrario, tenías que seguir dándole hasta que lograras el ancho exigido y la superficie totalmente plana.
Para aliviar dicho trabajo, no faltaba quien se gastaba alguna broma. El taller de fresadoras y el de prensas, estaba dividido por un muro, el cual no llegaba hasta el techo, había un espacio entre este y el muro como de unos dos metros. Recuerdo a cierta pareja (omito nombres para que no acusen) del lado de las fresadoras, uno de ellos con un barril vació de plástico de aproximadamente un metro de alto, creo que era para almacenar aceite. El otro,  indicándole al primero la ubicación precisa y milimétrica para lanzar el barril por encima del muro a fin de que cayera justo enfrente del que estaba matándose con la dichosa prensa. Se acuerdan de Física del tiro parabólico? A pues, solo que estos compañeros hacían sus cálculos en el aire y sin calculadora.
Era tal la precisión de ambos que sería envidiada por cual militar en lanzar obuses  al enemigo.
Imagínense la escena, el pobre cristiano trabajando en completo silencio, absorto en su tarea, solo se escuchaba su respiración y el ruido de la limadora de mano al contacto con el metal y el viento que soplaba, no había más. Cuando de repente, enfrente de ti cae un objeto grande, haciendo un ruido espantoso y ensordecer. Lo más lógico era que te diera un susto de lo lindo que casi se paraliza el corazón.
Era divertido para todos, menos para el pobre que le daba el ataque al corazón.

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